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“The Slow Rush” una nueva manera de percibir el tiempo

Cinco años después del lanzamiento de “Currents”, al fin llegó el cuarto disco de estudio de Tame Impala.


The Slow Rush es un disco que tiene como línea argumental el tiempo, la manera en que este transcurre, las huellas que deja y sobretodo la estrecha relación que llevamos con él. Dentro de las doce canciones que conforman el disco, podemos notar que tanto lírica como musicalmente Kevin nos lleva a un viaje sutil de una época a otra en la que nos presenta además un poco de la historia musical que lo ha marcado, pues podemos ver influencias de distintos géneros, los cuales por momentos nos hacen recordar a Led Zeppelin y en otros a su etapa de productor en la que ha colaborado con artistas como Lady Gaga, Mark Ronson y Kali Uchis.



Como era de esperarse, este disco sigue la misma línea que se nos presentó en el disco anterior “Currents”, el cual dio señales del nuevo rumbo que tomaría la banda australiana, dejando de lado los riffs y los ritmos psicodélicos por unos que están mayormente marcados por los sintetizadores los cuales hacen que las canciones sean más bailables.


El disco comienza con “One More Year”, una canción que nos comienza a mostrar las influencias de musicales de Kevin y en la que podemos encontrar tintes de música disco y pop y que al igual que “Instant Destiny” nos lleva por un ambiente más motivador e insistente que por momentos hace que pienses, a la mierda, quiero hacer algo interesante con mi vida en este momento.


Como ya se mencionó, el argumento central del disco es el tiempo, es por eso que en él encontramos momentos que nos hacen meditar en nuestra posición y situación respecto al mundo. Kevin la entiende y sobretodo acepta lo estricto que puede llegar a ser consigo mismo para que algo suene o hable de la manera en que quiere. Es por esta razón que “Borderline”, uno de los sencillos del disco fue mezclada nuevamente para que se le diera el tono exacto en el que quería que sonara, al igual que “Tomorrow Dust” o “Glimmer”, canciones que nos remiten a esos ritmos característicos de los ochenta. Por su parte “It Might Be Time” es una canción que nos remite a los ritmos característicos de la batería de Led Zeppelin y por momentos a algunos pasajes de “Lonerism”, el segundo álbum de la banda y que es acompañada de manera majestosa con un bajo potente y marcado que nos hace recordar por momentos el característico sonido de “Currents”.


Uno de los puntos clave del disco es cuando llegamos a “Postumus Forgiveness”, una canción que nos muestra a un Kevin más abierto y dispuesto a afrontar estas marcas que el tiempo ha dejado, como lo es el fallecimiento de un ser importante, en este caso su padre.



“Is It True”, “On Track” y “Lost In Yesterday” nos dan ese hype que tanto buscamos en el disco, en ellas podemos notar lo riguroso que fue Parker para hacer este álbum, en el que se tardó 5 años para poder terminarlo, claro, sin considerar que se incendió el estudio en el que tenía grabadas la mayor parte del disco y por lo que tuvo que iniciar nuevamente.


Al final podemos entendemos por qué era necesario que así ocurriera, pues al final logramos escuchar un disco que está bien equilibrado, con un sonido que nos hará bailar pero del que también es importante mencionar, no nos da una canción que pueda marcar esta nueva etapa, o mejor dicho este nuevo álbum, como en discos anteriores si había pasado con “Elephant”, “Mind Mischief” “Why Won’t You Make Up Your Mind?” o “Let It Happen”.


Escuchen el disco completo aquí



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